martes, 9 de septiembre de 2014

Hola.

Y en estas noches de reflexiones nocturnas me voy dando cuenta cada vez más de que por mucho que quiera y lo intente hay personas y momentos que no se olvidan. Que ya puedo pensar que no es nada en mi vida, pero que la razón no tiene nada que hacer contra el corazón. Que por mucho que lo intente hay cosas y personas que marcan y que dejan huella. Y que no son tan fáciles de olvidar.. Prácticamente no se olvidan ya que han generado en ti y han vivido contigo momentos increíbles e inolvidables que aunque se lo contásemos a otras personas no lo entenderían. Es solo cosa de dos. Hay personas por las que arriesgarías absolutamente todo por lo que son y han sido para ti. Por revivir momentos pasados que no volverán o que quizás vuelvan siendo mejores, pero que claramente no morirán ya que siempre estarán vivos en nosotros. Por eso, hasta un simple 'Hola' contigo ya es diferente.

My life...

En tiempo de desorden, todo es mucho más desordenado. Lejos de una vida de rutina, de monotonía y cerca de mis rincones, de una parte de mi paz, de un desorden incontrolable y cómo no de una felicidad inseparable.
Ya sabes que tienes que "sufrir" y vivir esta "diferente experiencia", quizá dolorosa, cómo lo que es, diferente, pero no te olvides, ni en los momentos más débiles, de lo que en realidad tienes que valorar. La pena no es más que eso, pena y como todo acabará pasando.
Una vez leí, que hay tres emociones que es mejor dejar a un lado para poder vivir y disfrutar de tu presente. Dos relacionadas con el pasado, ARREPENTIMIENTO y CULPA y una relacionada con el futuro, PREOCUPACIÓN. Por mucho que te arrepientas, te culpes o te preocupes, ni el pasado vas a cambiar ni el futuro vas a predecir o "evitar". 
Que nada sea en vano, que todo sirva para aprender y seguir adelante.
Puedo decir, al menos lo que sé, claramente es la parte que me toca, que la mentira está muy pero que muy lejos de mi hoy en día. Reconozco aun así, que en un tiempo, un momento, un instante, cómo quieras verlo, estuvo muy pero que muy cerca.
                                               
Cómo no podría ser menos, estoy altamente agradecida ya que sin haber experimentado esa etapa, me alegro que temprana, hoy no te podría contar esto.

De la forma más breve, para que me entiendas y sin entrar en numerosos detalles.
En su momento no había razón alguna. Te dejas llevar y crees que el dejarse llevar es lo correcto. Ahora lo entiendo, todos nos equivocamos, todos cometemos errores con el fin de aprender de ellos. Lo único que algunos aprendemos y otros… pues no del todo.
La cuestión es, que yo he mentido y mentí, cosa que he sabido con los años, por falta de valentía, de una personalidad estable, de una fidelidad incondicional a mi persona y en fin por una falta indudable de crecimiento personal, al que lógicamente aún no le había llegado su momento y en mi caso, esta situación formaría parte de él.
En resumidas cuentas si hay algo que he aprendido de este concepto, ni bueno ni malo, o tan bueno o tan malo como quieras verlo, es que no se lo haces a nadie, que no mientes a nadie, ni nadie te miente a ti. Te mientes a ti mismo y se miente a sí mismo.

Tú no tienes la “culpa”, exceptuando algunos casos, aunque si te pones a matizar sobre la mentira podría estar aquí mucho tiempo, mentira piadosa, mentir sin mentira, ocultar información…tan relativo como quieras. Pero bueno lo que te decía, después de experimentar el engañar y el ser engañada, ser sin duda consecuente y CONSECUENTE, superarlo y seguir mi camino, llegué a la conclusión de que la persona que decide mentir, lo ha decidido por alguna razón que yo desconozco, pero que sin duda alguna razón de la cual yo no me voy a responsabilizar. Allá cada uno con su decisión.
No te olvides que la persona que está siendo “víctima” de una persona que miente, en su gran mayoría y por su bien, “le dura un rato” y el que decide mentir porque no tiene la valentía, la personalidad o se ve lleno de razones para hacerlo, carga con ello toda su vida.

Luego está el aprendizaje de saber diferenciar, un “me está engañando, que horror, como puede ser capaz de hacerme ésto” con un: “se está engañando a él/ella” pobrecito/a.

Yo sé, que nunca más seré “infiel” a mi persona. Yo sé, que quiero rodearme siempre de gente fiel a sí misma. Yo sé, que “mentir” no entra en mis planes de vida.




Es así...

Hay recuerdos que son como moratones, no sabes muy bien por qué aparecen, pero 
Se quedan por un tiempo.
Es un dolor que se puede soportar, pero tocarlo se vuelve rutina...Y duele más.
Y cada día lo tocas para saber que sigue ahí, aunque duela.
Ahora que sé cómo sabe la manzana que condenó a Adán y Eva, Quiero pecar, pecar contigo.
No quiero saber nada del cielo, tampoco me dejarían entrar si supieran lo que quiero hacerte.
Que me destierren del paraíso, yo ya he encontrado el mío contigo.
He aprendido que tu perdón hacia alguien, o bueno tu rencor no cambia su actitud, solo la tuya hacia ese alguien y hacia tu persona. El perdón no es para que el otro, otra, otros, se vayan de rositas ni hacer como que aquí no pasa nada. El perdón es para evitar tu rencor y tu dolor. Es para sentirte mejor y para no guardar cosas que no te pertenecen. Si te engañó, te decepcionó, te criticó, te humilló… perdónalo no por él, ella, ellos, si no por ti. No te mereces esa carga y si lo piensas, ni tan siquiera merece la pena, no has sido tú quien decepcionó, humilló, engañó.
Como sé que eres persona y como yo también lo soy, aunque el mundo sea para cada uno tan distinto, sé que te habrás equivocado alguna vez y seguro que lo harás muchas más. Quizá sí hubo un tiempo en el que hiciste daño, en el que decepcionaste, engañaste, criticaste, humillaste.... Ahora es momento de pedirte perdón a ti. No me cabe duda de que no era tu intención o no supiste manejar la situación y no puedes culparte por ello, PERDÓNATE y aprende de esa experiencia.

En la vida nos tenemos que equivocar para aprender, crecer y al vivir en sociedad y relacionarnos, indiscutiblemente muchas de las veces te equivocarás con quien estés en interacción. Primero perdónate a ti y por qué no, aunque creas que ya es tarde pide perdón al que hiciste daño y perdona al que te lo hizo. Hay muchas maneras de pedir perdón, no necesariamente tienes que presentarte en la puerta de su casa con un cartel y un ramo de flores pidiendo disculpas. Puede ser algo personal, una conversación contigo mismo, al final se trata de eso ¡de sentirnos mejor con nosotros mismos!

Yo estoy muy orgullosa de todas mis virtudes y no tanto de todos mis defectos. Son eso ¿no? defectos. Hace un tiempo probé a utilizar el perdón en mis relaciones más cotidianas, aparte de cómo te he contado, lo sumé al día a día, a esos momentos en los que a veces inundado por tus defectos o tus virtudes haces daño a alguien sin querer. He debatido mucho sobre este tema, y he oído el “pero bueno como vas a perdonar por ser tú o por decir tal que no es nada malo”, que cambie él o ella… pues sí, puede que sea razonable y puede que también lo sea pedir perdón. No me importa hacerlo y soy consciente de que a veces pasa, herimos sin darnos cuenta. 

A mí me hace sentirme mejor y siento que tengo mi corazón en paz.

Sinceramente es algo de lo que no me voy a desprender.
Reconozco también que a veces no entiendo a la vida.
No sé exactamente su finalidad. Sé lo que sé y creo que muchas veces lo sé por auto convencimiento. Pero por momentos, en concreto, en estos momentos, dejo de creer en todo y empiezo a creer en nada.

Se supone que nacemos, tenemos una larga etapa de desarrollo en la que crecemos, experimentamos, maduramos… Llega la edad adulta donde con todos nuestros principios e ideales vivimos. ¡Cómo mejor podemos! Formamos una familia, seguimos creciendo, nos enriquecemos y nunca dejamos de experimentar. Con el paso del tiempo nos hacemos viejos (sin hacer un mal uso de la palabra). Unos más viejos que otros, pero sabemos y aunque nos duela, que es ahí cuando se acaba la vida.

Es un círculo que se abre cuando naces y se cierra cuando mueres. En general se cierra cuando eres viejo y has vivido lo que conlleva una vida.
Y me duele. Me pongo triste. Se me nublan las ideas y al mismo tiempo no dejan de venirme pensamientos.
Puede que sea difícil. Pero también puede que sea una buena forma de comprender esto a veces tan incomprensible.