viernes, 25 de julio de 2014

Tú.

Si tú, el que hizo mi vida tan gratamente feliz, el que me robaste todos mis sueños, y todas mis ilusiones. Tú quien se llevo toda mi vida en ti, y todas las lagrimas que han salido, y todos las horas que por montones he pensado en ti.. 

Sí tú, aquel que me arrancó la inocencia, quien me enseño que el amor es solo una ilusión óptica, y que solo se siente no con el tacto, sino con el corazón… Tú, aquel que me llena de dolores de cabeza las mañanas, por haber pensado tanto la noche anterior,..tú quien me promete regresar con el alma en las manos; tú, quien me dice que seremos felices, que me hace imaginar un futuro cada noche que me recuesto; tú, quien me llama y me busca diciéndome que eres un estúpido por haberme perdido, y sin embargo no hace nada por recuperarnos! 

Tú, quien en mi vida, ha sido lo mas puro y absoluto, tan limpio, y tan sucio al mismo tiempo…tú, tan romántico y tan frío; ¡¡tú tan lindo y tan brusco!! 

Carajo, tú, eres a quien Quiero, aquella persona donde quisiera amanecer cada día a tu lado. Tú, quien quiero ver a cada mañana a mi lado izquierdo al despertar. Tú, quien quiero que me abrase cada vez que me ve. Tú, quien quiero que me estrujes la piel con sólo mirarte. Tú, quien me pone inmensamente nerviosa.Tú, a quien quiero cocinar.Tú, de quien quiero aprender. Tú, donde quiero el resto de mi vida juntos... 

Tú, quien me hace daño. Tú, quien me envuelve en sus palabras más tontas. Tú,¡quien me mientes! Tú, quien es la sonrisa que me imagino todos los días.Tú, la provocación de mis ataques. Tú, quien hace que beba un poco de alcohol, sólo para llorar despechadamente. Tú, quien anda en otros labios, donde sé que no volverás, y donde también sabes que estoy tan irremediablemente dispuesta para ti… 

Tú, quien hace mis días tan largos y tan cortos al mismo tiempo. Tú, la inspiración de mis palabras. Tú, quien siento celos. Tú y tu hombría que me enamora. Tú y tu cuerpo tan imperfectamente perfectos. Tú y tus palabras tan lindas y tiernas, y tan frías y sin amor. Tú, quien no le tiene miedo a nada, más que a ti mismo.. 

Tú, a quien quiero cuidar: proteger, amar, provocar, tener, admirar, tocar, y besar... 

Tú, la inspiración más profunda, ¡la persona más repugnante en mi vida! Tú, a quien he esperado más de mil lunas, tú tan…..tú!! 


Tú eres a quien quiero
A quien espero…. 

Palabras.

Sueños que revelan pausadas madrugadas. Silencios que se esconden entre susurros. ¿Por qué te fuiste? Tú regreso es el mío. Una espera que alarga la sombra de tu olvido, en esta lúgubre estancia que se encarga de darle cobijo. Porque los dos fuimos conscientes de que no fue suficiente. Las rendijas de los cristales rotos fueron su perdición. 

Nadie se ha atrevido a quitarlos del medio. Fuimos demasiado cobardes para enfrentarnos a su recuerdo. En él, nos reflejábamos. En él, éramos lo que nunca desearíamos haber sido. Prisioneros de nuestros estúpidos actos célibes. 

Aquellos excesos verbales sin vuelta atrás. El sin perdón del perdón. El vivir sin vivir. El trasnochar por ti. ¿Acaso no lo ves? ¿Acaso no lo aprecias? El vestigio de lo escrito te tiene que alcanzar allá en donde estés. No me sigas maltratando con tú sucio desaliento. Conoces a la perfección mi sufrimiento. Siempre fuiste la luz del espejo en plena soledad. La que sabía que la última gota en colmar un vaso lo puede llegar a romper. 

Como así fue. Ahí sigues, mirándome con los ojos gélidos del rencor. Vuelve, regresa de una maldita vez para que mi pesada conciencia pueda al fin descansar. 

El sueño me vence. Otro día que amanece sin ti. Al otro lado del pasado se van mis escasas esperanzas. Ninguno de los dos puede pensar en otra noche más de pensamientos baldíos. 

¿Por qué no llamar? ¿Por qué el eco del silencio habla por ti? ¿Por qué el engaño nos pertenece? 

Porque nos odiamos. Sencillamente por eso. Nos odiamos, y solamente tú lo supiste ver a tiempo. Por eso te quiero, Y...

Querido Tú.

Querido Tú,
Hemos llegado a un punto de no retorno. Cada cita, cada conversación para intentar arreglar las cosas es una puñalada más cuando nos despedimos, cada uno con la sensación de que el otro no lo comprende; con el hastío de hablar lenguajes diferentes y echando de menos aquel tiempo en que nos bastaba una mirada para decirlo todo…
Sé que no estoy en mi mejor momento, pero tú, querido Tú, no me lo pones nada fácil. Por encima de mí pasan todas tus circunstancias como una apisonadora. Y yo me quedo ahí, al margen de tu vida, aplastada como un insecto contra un cristal y me siento diminuta.Diminuta y ridícula, intentando imaginar que esta situación es un bache pasajero en la relación que hay entre nosotros y que, por lo visto, tengo idealizada. Pero no, esto es el pozo del Juego de la Oca. Me toca esperar a que lances los dados. Y me repito como una letanía que una palabra tuya bastará para sanarme. Pero tú no te manifiestas.Entre tú y yo de la noche al día, surgió una montaña tras el último cataclismo. Y yo ya soy mayor para salir a buscarte. Soy mayor y estoy cansada para dar rodeos a esta montaña en la que pronuncio tu nombre y sólo obtengo el eco estéril de mi voz.Me gustaría volver atrás. En la era previa a tu llegada. No es que fuera más feliz, pero al menos no sentía el vacío inmenso que tengo ahora, por tu presencia ausente. El día que dimos el paso te lo comenté, que era un paso sin retorno, sin vuelta atrás, como el que estamos dando ahora. Bueno, como el que estoy dando yo, porque tú, querido Tú, lo diste hace tiempo aunque lo disfraces de otra cosa.Me da pena decir adiós y, si pudiera, seguiría como hasta hace dos días, buscando excusas para autoengañarme y pensar que si no estás es porque no puedes estar. Que si no puedes es porque algo te lo impide. Tus obligaciones, tu otra vida, tu otra historia… en la que yo no pinto absolutamente nada. Pero ya estoy cansada. Para darte prioridad en mi vida, he ido poco a poco abandonándome, olvidándome de mí misma, hasta el punto en que no me reconozco al mirarme en el espejo. Mi sonrisa ha mutado en una mueca apática e inexpresiva y mis ojeras son la señal externa de lo sombría que se ha vuelto mi vida.
Te quiero de una forma de la que tú, querido Tú, no tienes la culpa. Necesito que pase el tiempo para conseguir lo que me pides: que sigamos siendo amigos y no puedo prometerte que sea así algún día. Por ahora no. Me resulta imposible verte de otra manera.
Si aún sientes algo por mí, respeta mi dolor y aléjate de mi vida.
Se despide: la mujer que aún te piensa...

Me gustaría...

Me hallo buscándote en cada rincón de mi cama sin poder conciliar el sueño, dando vueltas en el colchón, abrazando la almohada, arañando las sábanas, maldiciendo cada minuto que pasa y que tú no estás aquí, acompañándome esta noche. Cierro los ojos con la esperanza de verte en mis sueños y los vuelvo a abrir esperando encontrarte en mi realidad. 

Me gustaría ser esa claridad que entra por tu ventana para despertarte cada mañana y esos últimos rayos de luz para despedirte en cada atardecer. 
Me gustaría ser tu mesilla de noche para ver cómo te sumerges en el mundo de los sueños. 
Me gustaría ser tu sábana para arroparte en cada madrugada fría. 
Me gustaría ser tu espejo para convencerte de todo aquello en lo que dudes. 
Me gustaría ser tu perfume para investigar cada uno de los poros de tu piel. 
Me gustaría ser tu peine para enredarme en tu pelo. 
Me gustaría ser tu colchón para que descansaras en mí todo el peso del día y me gustaría ser tu almohada para aconsejarte en todos tus pensamientos. 

Pero por desgracia, ni soy esa claridad, ni esos rayos, ni tu mesilla de noche, ni tu sábana, ni tu espejo, ni tu colchón, ni tu almohada, sólo soy alguien que  te espera en su cama todas las noches en vela con la esperanza de que en una de esas, aparezcas.