Los pajaritos gritaban desesperados la traición, las aves de
mal agüero inventaban cada ocasión, mi amor seguía agonizando y yo sufriendo,
ellas hicieron de mi alma habladurías y él se las tragaba sin poder soltar nada
de lo que sentía.
Mi debilidad, mi perfecto amante, mi amor en llamas, mi
delirio, mi vicio y mi constante regreso por sus brazos, perdida en su laberinto,
enamorada de su imaginación, desterrada del inframundo solo por él.
Animal salvaje, sabio, desconfiado pero sobre todo amado,
amado por mí, por mi alma, por mi
cuerpo, por mi ser en pleno vuelo. ¡No manchen mi nombre con sus calumnias, no
jueguen conmigo!, gente de mal vivir maldiciéndome en mil idiomas y esperando
que mi muerte llegue pronto, preocupadas por mi mala suerte y esperando mi
derrota al despertar, tirándome piedras para que tropiece, ¡déjenme en paz!
Levántate, extendió una mano, mi señor me levanto el mentón,
demuestra que eres superior a estos costales endemoniados por sus revelaciones
en mi cielo, demuestra que puedes levantarte porque cuando te caigas yo seguiré
contigo para levantarte y no pierdas la fe por mí.
Del amor no solo vive el hombre, aunque yo quisiera morir de
amor por ti, el sonido del violín, la guitarra, el piano me transportan a ese salón
amplio donde puedo saltar y bailar sin control , llorando y gritando mil veces
mi furia, quiero sacar todo lo que llevo adentro pero siento que el sol no
brillara de nuevo y que las estrellas se caerán al escuchar mi sufrimiento, la
tierra se secara y yo pediré volver a renacer.
