
El desamor, al igual que el amor, se fragua paso a paso, día
a día. A veces sin prisa y otras sin pausa.
Tratamos y tratamos de convencernos de que volveremos a
sentir lo mismo por la persona con la que un día queríamos envejecer, ¡como si pudiéramos
enamorarnos o desenamorarnos cuando nos da la gana!
Nos cuesta asumir que ya no hay motivos para seguir luchando
por aquellos sueños que un día compartimos, Que no podremos alcanzar juntos las
metas que un día nos marcamos, porque sencillamente hemos dejado de sentir…
Muchas veces no sabemos cómo, ni cuándo, nio dónde se acabó
el amor, nos negamos a aceptarlo y nos negamos a asumirlo, no queremos tirar la
toalla, porque la mayoría de las personas vivimos el desamor como un fracaso
personal.
No somos más maduros por tratar de mantener vivo algo que
murió, La madurez consiste precisamente en lo contario, en admitir que hemos
dejado de sentir y un corazón que no late, es un corazón muerto.
¡No podemos estar muertos en vida!
Habrá quienes opinen que si realmente se ama, todo lo demás
es secundario. Para mi es un NO rotundo.
Si la persona a que se ama nos condiciona, nos miente, nos
anula, nos subestima o sencillamente no nos permite ser seres libres, es mejor
alejarse o dejar ir, si no nos quiere como merecemos ser queridos, es mejor
alejarse o dejar ir.
No, el amor no lo debe aguantar todo, el amor NO debe
soportarlo todo, entre otras cosas, porque si se dieran las anteriores circunstancias,
podría llamarse de cualquier manera
menos AMOR.
Nos cuesta asumir que ya no hay motivos para seguir luchando
por aquellos sueños que un día compartimos, que no podremos alcanzar juntos las
metas que un día nos marcamos, porque sencillamente hemos dejado de sentir.
“Hace poco leí que el animal más peligroso que existe son
las mariposas del estómago”