Otra vez no puedo
dormir. Tengo la razón clavada entre los ojos, aunque yo diga que no. Si te
escribo es porque mis madrugadas están ausentes de ti. También mi vida y mis
caídas. Todo es ausencia, si lo vemos desde mi perspectiva.


Eres mi amante insomne
porque aunque quisiera, no puedo llamarte de otra manera. Vienes y haces de mis
noches un tormento. Te acercas un poco y siempre voy a querer más de ti. Te
alejas y entonces mis noches son insoportables. Como esta, como las siguientes
y las anteriores.
Por tu culpa he corrido un
derby desde mi cama y también llegado a la Luna. Porque desde entonces, mis
noches me cuentan historias y te inventan en distintas formas. Porque te vuelves
el torrente de cafeína, que me recorre el cuerpo durante el día. Entre sueños,
me encuentro discutiendo con Neruda porque no puede ser que solo esta noche te
pueda escribir versos, si todas mis noches las quiero contigo, porque al menos
en las letras hago de ti lo impensable. Y es que ahorita solo busco pretextos,
estúpidos, si así lo quieres ver. Pero tengo la habilidad de convertir
pretextos en razones.
Otra vez no puedo dormir y
la razón, no el pretexto, la tengo clavada entre los ojos. Me estoy cansando
del vacío que tiene mi cama.
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