Sentados en esa terraza a la media noche, armando unos
porros para contagiarnos de la alegría plena.

Cerraba los ojos y no me importaba nadie más, solo analizaba
y veía la vida de otra forma…
Aquella vida que nos transforma en seres odiados o queridos,
aquellos que se creen dueños de todo y a la vez de nada.
Que la vida que yo estaba presenciando era fuera de lujos,
alejado de la basura diaria de gente desdichada que no comparte un solo pan con
mil personas.
Gente que la ropa, los lujos se les hace más grande que un
verdadero amor, gente que vive engañada por la estupidez constante que genera en su cerebro por el
maldito dinero.
Pobres desdichados.
El abrazo más sincero en toda mi vida fue de aquel joven
tocando esa melodía.
Sentí el amor profundo y aquella paz plena que necesitaba mi
vida para que mi corazón se abriera mucho más, no importaba nada solo seguir
respirando aquel tabaco sabor a vainilla del chico de al lado.
Mi cuerpo estaba helado con este frio atroz en pleno
invierno, no importaba la cobija, solo las risas idas y vueltas que nos dábamos
a carcajadas en aquella terraza, que hermosa noche.
Vuelvo a respirar y a sentirme mil veces viva, no necesito
nada más que seguir caminando sobre aquellas nubes muy cerquita del cielo,
sentirme flotando con el corazón en paz, su amor puro me hacía sentirme
completa, me amoldo y armo cada pedazo roto en todo mi cuerpo.
Estoy enamorada de ti, estoy completamente enamorada de tu
alma, estoy contemplando tus ojos hermosos y estoy sintiéndote mi verdadero
ángel.
Eres tan hermoso que no existe ninguna otra persona que
pueda remplazar este único, léeme bien, ÚNICO amor en toda mi vida y que vida
la mía.
Si dejara de suspirar por ti, si dejara de admirarte, nunca
aprendería el sentido de la vida, de nuestras vidas!
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