sábado, 15 de agosto de 2015

Aprendí...

Sentados en esa terraza a la media noche, armando unos porros para contagiarnos de la alegría plena.
Coge su guitarra y empieza melodiosamente a tocar aquella canción que me estremece el cuerpo, su voz era un cántico de ángeles.
Cerraba los ojos y no me importaba nadie más, solo analizaba y veía la vida de otra forma…
Aquella vida que nos transforma en seres odiados o queridos, aquellos que se creen dueños de todo y a la vez de nada.
Que la vida que yo estaba presenciando era fuera de lujos, alejado de la basura diaria de gente desdichada que no comparte un solo pan con mil personas.
Gente que la ropa, los lujos se les hace más grande que un verdadero amor, gente que vive engañada por la estupidez  constante que genera en su cerebro por el maldito dinero.
Pobres desdichados.

El abrazo más sincero en toda mi vida fue de aquel joven tocando esa melodía.
Sentí el amor profundo y aquella paz plena que necesitaba mi vida para que mi corazón se abriera mucho más, no importaba nada solo seguir respirando aquel tabaco sabor a vainilla del chico de al lado.
Mi cuerpo estaba helado con este frio atroz en pleno invierno, no importaba la cobija, solo las risas idas y vueltas que nos dábamos a carcajadas en aquella terraza, que hermosa noche.
Vuelvo a respirar y a sentirme mil veces viva, no necesito nada más que seguir caminando sobre aquellas nubes muy cerquita del cielo, sentirme flotando con el corazón en paz, su amor puro me hacía sentirme completa, me amoldo y armo cada pedazo roto en todo mi cuerpo.
Estoy enamorada de ti, estoy completamente enamorada de tu alma, estoy contemplando tus ojos hermosos y estoy sintiéndote mi verdadero ángel.
Eres tan hermoso que no existe ninguna otra persona que pueda remplazar este único, léeme bien, ÚNICO amor en toda mi vida y que vida la mía.
Si dejara de suspirar por ti, si dejara de admirarte, nunca aprendería el sentido de la vida, de nuestras vidas!


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